martes, 25 de septiembre de 2012

La Madonnina llora



No corren buenos tiempos para el fútbol en la ciudad de Milano. Los dos equipos más representativos de la ciudad llevan un par de años en horas bajas, situación que se ha agravado ostensiblemente en el comienzo de lapresente temporada. Lejos, esos tiempos del Inter ganador de Herrera, el de los alemanes a finales de los '80 o el del triplete de Mourinho, mucho más reciente. O ese Milan triunfante de Rocco, Sacchi y Ancelotti, este último ya entrado el siglo XXI. El estadio San Siro no solo ya no ve buen fútbol. Ahora ya ni siquiera puede ver a sus equipos ganar a equipos mediocres de Serie A y Europa.

Previsible era la situación en la que se encuentra inmerso el Milan, tras un mercado de fichajes más que mediocre. Se vendieron todas las piezas importantes del club, a excepción de Boateng, como son Ibahimovic, Thiago Silva o Cassano, y jugadores veteranos, mitos de la época reciente del club como Nesta, Inzaghi, Gattuso y Seedorf. El objetivo, reducir la galopante deuda rossonera, disminuyendo el gasto en salarios. A cambio, la llegada de jugadores mediocres para un club de este nivel, como Acerbi, Constant, Bojan o Montolivo, añadidos a Pazzini y Zapata, han dejado la plantilla en mínimos históricos de calidad y competitividad.

El comienzo de temporada parece un preludio del calvario que va a ser este año para el Milan. 3 puntos de 12 posibles en las 4 primeras jornadas de Serie A, humillantes derrotas ante Sampdoria y Atalanta en casa y el tedioso empate a nada ante el Anderlecht, también en San Siro, en el primer partido de la fase de grupos de Champions League, como balance. Y la sensación de que el equipo no da para más.

Obviamente, el entrenador Massimiliano Allegri no tiene toda la culpa de la situación, dados los escasos recursos de los que dispone para competir al máximo nivel. Pero sí que tiene un buen porcentaje de implicación en estos malos resultados. Su inmovilismo en el sistema y estilo de juego, siempre anclado a su rudimentario 4-3-1-2, ha lastrado las posibilidades del equipo. Los dos últímos años, la lentitud y pocas ideas en fase ofensiva se compensaba con la presencia de un fuera de serie como Zlatan Ibahimovic. Su ausencia ha mostrado a las claras la extrema dependencia que el equipo tenía de la figura del sueco. Y soluciones como colocar cinco mediocampistas no creativos (De Jong, Nocerino, Flamini, Boateng y Emanuelson) por detrás de Pazzini, como ocurrió en el encuentro contra el Anderlecht, está claro que no son las más adecuadas.

Aunque poco tiempo le queda a Allegri para darle un vuelco a esto. Fue confirmado por la directiva, siempre preludio de la destitución, tras la derrota del domingo en Udine, y un mal resultado en San Siro contra su exequipo, el Cagliari, este miércoles, le dejaría sentenciado. Y más, tras la discusión que sacó a la luz la Gazzetta dello Sport la pasada semana de Allegri con Filippo Inzaghi, ahora entrenador de los Allievi y más que probable sucesor del preparador toscano formando tándem con Tassotti.

La coyuntura no es mucho más positiva en el otro lado futbolístico de la ciudad, si bien no es terminal como en el caso rossonero. El joven Stramaccioni, que finalizó la pasada temporada en el banquillo del Inter, gozó de la confianza de Moratti para continuar siendo el técnico del club. Y su primera temporada completa ha comenzado con un sinfín de altibajos.

Lo más sorprendente han sido los 2 empates y 3 derrotas en el Meazza en 5 partidos, sumando Europa League y Serie A. Eso sí, sus pifias en casa las ha arreglado todas con victorias fuera de casa, tanto en las eliminatorias europeas. Strama todavía anda buscando un estilo de juego adecuado para una plantilla bastante decente y completa, que, aun así, nota en exceso la falta de algún elemento de calidad en la base de la jugada y algún nueve suplente de garantías.

El equipo se encuentra muy incómodo con el balón, algo que le perjudica en casa, donde los equipos le ceden la iniciativa. Solo las apariciones esporádicas pero casi siempre acertadas de Sneijder dan claridad al equipo. Quizás una opción para subsanarlo sea buscar salida por bandas, como se pudo vislumbrar en el partido contra el Torino, usando un doble lateral en un atípico 3-3-3-1. Pero Strama todavía sigue buscando la fórmula perfecta para el equipo y puede que la paciencia a su alrededor se acabe más pronto que tarde.

La honda crisis institucional y deportiva del Milan, el cero de cinco en San Siro del Inter. Definitivamente, la Madonnina no puede encontrar consuelo en el fútbol.

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